SINDICATO DEL OCIO

"Los ratos de ocio son la mejor de todas las adquisiciones." Sócrates (469-399 a. de C.), filósofo griego.

Todos somos yo

Por: Alvaro Otero

Y acaso quien no ha estado solo alguna vez, quien no tuvo uno de esos momentos en que miro la vida por la ventana de sus ojos y sintió nauseas, quien no se mintió a si mismo diciéndose y diciendo a otros que era feliz. Todos en algún instante tuvimos que haber sentido como la amargura y la tristeza empañaron los cristales de nuestra existencia. Todos, por lo menos una vez en la vida tuvimos que haberle hecho caso omiso a nuestro desdén puesto que las responsabilidades propias de la vida humana no nos dejaron tiempo para experimentar nuestra tristeza, percatándonos de esto, es como entendemos que nuestra miseria es un secreto que se grita a voces en las plazas, en las iglesias, en los burdeles y en todo lugar en donde lo humano haya hecho su aparición, de lo anterior se desprende el poder pensar que la aparente felicidad humana no es más que la negación de la honda amargura que florece todos los días en nuestro corazón y que hace de cada uno de sus movimientos, una diástole de mentiras y una sístole de desazón.

Quién de nosotros puede levantar la mano confiadamente ante el tribunal de la humanidad para decir sin titubeos que nunca añoro la muerte y que jamás deseo no haber participado de la conciencia de ser. ¿Es posible que haya tan solo un ser humano que no haya aprovechado la lluvia par ocultar sus propias lagrimas, bajo las lagrimas de dios?

La felicidad no es una, son muchas, la felicidad hace que el tiempo parezca hacerse cada vez más liviano, a tal punto, que no nos percatamos de su paso, pero la tristeza hace del tiempo un paquidermo insoportable  que con cada una de sus pisadas remueve hasta los más profundo de nuestro ser, la felicidad hace del pecho de los hombres la caja de resonancia de las sonrisas, pero la tristeza hace del mismo el estanque de las lagrimas del alma.

Esclavos somos, de dos patrones diferentes que halan nuestra vida hacia lugares cuyas direcciones son tan distantes que la contradicción ya no tiene sentido, esclavos somos, de la felicidad y la tristeza, encadenados estamos por un hilo tan delicado como lo es la vida, pero al mismo tiempo tan fuerte como el miedo de perderla. Y cuando un patrón nos llama, y vamos hacia él, desobedecemos la orden del otro, lo cual hace de nuestra vida un ir y venir sin saber hacia dónde que nos conduce a ninguna parte.

La soledad es el lenguaje del individuo, son esos instantes de soledad en donde se decantan profundamente las sensaciones humanas y se pone de manifiesto aquella interioridad que ni siquiera nosotros mismos queremos aceptar que tenemos, la soledad es aquel juez imparcial al que no se puede engañar, es ese ente abstracto al que no podemos burlar de ninguna manera, la soledad, somos nosotros mismos, la soledad es a lo que llamamos “yo” y del cual solo se escapa mediante la muerte, la soledad es ese coloquio pesado y doloroso que mantenemos con nosotros mismos y que no produce ningún eco puesto que su sonido rebota contra la paredes de nuestro ser, y de ahí, nunca saldrá.

3 comentarios el “Todos somos yo

  1. alvarito
    21 enero, 2012

    eeyy pana, no sabia que lo habian publicado….besos

  2. Gustavo de la Sierra
    4 octubre, 2012

    Calabozo: yo

  3. de los Ángeles
    28 noviembre, 2014

    Laberinto: YO

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Información

Esta entrada fue publicada el 26 diciembre, 2011 por en K).ESCRITOS.

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